Alternativas para transformar nuestro mundo sociocultural

Mi amigo Pepe Domínguez, miembro de los Movimientos de Renovación Pedagógica y autor de innumerables artículos sobre Educación, me invitó al reto de identificar prácticas transformadoras en diferentes ámbitos por mi condición de activista desde los movimientos sociales y militante desde hace años de diversos colectivos y asociaciones. La invitación surge a partir de un grupo de trabajo que compartimos, junto con otras personas de los MRPs, y donde estamos editando una serie de cuadernillos prácticos que desarrollan los contenidos de su tesis doctoral «La formación inicial de un cuerpo único de educadoras y educadores para la educación básica unitaria, holística, universal y emancipadora: un grado común y másteres especializados y, en concreto, tiene una relación directa con uno sus últimos artículos llamado “Proyecto de elaboración de una trilogía y tetralogía para interpretar nuestro mundo sociocultural”.

Yo acepto el reto con más humildad que conocimiento y, sobre todo, sin pretender universalizar. Por supuesto, muchas de las iniciativas aquí descritas necesitan ser matizadas y profundizadas. Y, por otro lado, soy consciente que me dejo muchas otras experiencias y formas de actuar y que para algunas personas serán más prioritarias que otras que aparecen. Por eso te animo a que comentes esta entrada para seguir incluyendo aquellas alternativas, iniciativas y fórmulas transformadoras.

No obstante, sí me gustaría resaltar como prácticas a las que doy mayor valor, aquellas iniciativas protagonizadas por la propia ciudadanía al margen de la política institucional. Pienso que toda acción protagonizada por una persona en relación con otr@s ciudadan@s y en conexión con su territorio más cercano genera mayores niveles de autonomía, responsabilidad y empoderamiento. Como dice Naomi Kleim en No logo: «El activismo ya no puede limitarse a expresar un desacuerdo simbólico. Debe pasar a la acción para conseguir que la vida de la gente sea mejor, en este momento, allí donde vive».

Propuestas de empoderamiento ciudadano y de apropiación de nuestras vidas desde el territorio local y en relación con otras personas

En el ámbito político nos hemos acostumbrado a delegar el protagonismo de nuestras vidas a responsables políticos profesionales. Tanto, que actualmente vemos las responsabilidades para apropiarnos de nuestra vida como una carga de la que huir. Pienso que urge probar fórmulas de autoorganización, democracia directa y autogestión en nuestros territorios. Y además, frente a un escenario colapsista como el actual, mejorar nuestra capacidad de autoorganizarnos tendrá efectos positivos en nuestra capacidad de resiliencia, ya que suponen entornos para mejorar nuestra relación con otras personas, entrenar nuestras habilidades sociales y poner en practica nuestra capacidad de transformar nuestros contextos. Algunas propuestas podrían tener que ver con:

  • Experimentar formulas económicas alternativas y asociativas: cajas de resistencias (algunos sindicatos como la Unión Sindical Obrera tienen una, o como las que se crean para pagar multas o gastos judiciales en algunas detenciones), bancos del tiempo locales (como los que existen en ciudades como MajadahondaRivas o Salamanca), tiendas libres o tiendas gratis (como la gestionada por voluntari@s en el Centro Social de Lavapies Tabacalera o Cambalache en el del barrio de la Alhóndiga en Getafe), trueques (como los que se organizan a través de portales como ofrezcocambio, haztruequing o truequeweb), monedas locales alternativas (como la Mora en la Sierra Norte de Madrid, el Boniato creada por el Mercado Social de Madrid, el Puma en Sevilla… en España hay más de 140 territorios que emplean monedas sociales locales alternativas), bancos de alimentos (como la Federación de Bancos de Alimentos a nivel nacional o los que se organizan a nivel local desde diversas organizaciones sociales), okupación de espacios (como proyectos de vivienda o como centros sociales culturales), préstamos sociales entre ciudadan@s (sin intereses ni mediación de la banca)…
  • Formar parte de colectivos y asociaciones de carácter social: proyectos educativos alternativos (desde el punto la educación formal como los Movimientos de Renovación Pedagógica, desde el ámbito de la educación no formal como las entidades de la Coordinadora Infantil y Juvenil de Vallecas, la educación en valores desde el ocio y tiempo libre en el ámbito local como el Grupo Orión en Getafe en el que fui educador durante 7 años, proyectos de autoformación como el Grupo de Aprendizaje Colectivo de Escuela Abierta….), iniciativas de autoayuda y empoderamiento ciudadano (como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca) proyectos de ocio y deporte alternativo, colectivos artístico-culturales, asociaciones de temática diversa como ecología, género, discapacidad… Todos tienen en común la necesidad de trabajar con otras personas, planificar acciones, adquirir responsabilidades…
  • Recuperar saberes tradicionales que nos hagan más autonom@s y, al mismo tiempo, menos dependientes de una tecnología insostenible (como el proyecto saberes jarandos, un proyecto que pretende llevar a cabo la recuperación de saberes locales a través del audiovisual desde la escuela; o proyectos como el Instituto de Transición Rompe el Círculo).
  • En el ámbito de nuestra salud, dar protagonismo a la prevención primaria. Aumentando la apuesta por la sanidad pública y universal, al mismo tiempo que se fomenta una descentralización que dote de mayor autonomía y responsabilidad a los profesionales de la salud. Por otro lado, pienso que debemos reducir la medicalización de nuestras vidas y depender menos de las industrias farmacéuticas (como los bancos de medicamentos o las consultas médicas populares para quienes tienen menos recursos o están excluidos y no tienen cobertura en el actual sistema sanitario: migrantes sin papeles, personas sin techo…). Nuevamente, se trata de recuperar saberes tradicionales y habilidades para una mejor prevención primaria, recuperando autonomía y protagonismo en nuestra propia salud.

Propuestas que contribuyen a una transformación social desde nuestra individualidad como actuales consumidores/as en la sociedad capitalista actual

  • Implementar y usar fuentes de energías renovables. Como consumidores, podemos disminuir nuestro consumo de energías contaminantes y valorar la contratación de nuestros suministros con empresas responsables que invierte en energías renovables. En mi caso tengo la luz contratada con Gesternova, y en la cooperativa donde vivo la luz de la comunidad está contratada con Som Energia (ambas son comercializadoras de electricidad de origen renovable). A nivel político-institucional y en el ámbito nacional o internacional también hay apuestas interesantes como el caso de Islandia, país que se ha comprometido a ser un país libre de petróleo en 2050 (ya en 2006 el 70% de sus necesidades energéticas ya se cubrían con fuentes geotermales e hidroeléctricas). En este ámbito, los gobiernos y empresas deberían derivar las grandes cantidades de dinero destinadas a subvenciones o inversiones en las energías tradicionales a invertir más en investigación y desarrollo de energías limpias.
  • Aumentar nuestra soberanía alimentaria: consumir productos locales, conocer la procedencia de los alimentos y sus procesos de explotación y distribución, participar en grupos de consumo ecológico, consumir productos de temporada, reapropiación de los procesos de producción de los alimentos (con iniciativas de autoconsumo)…
  • Apostar por una movilidad más sostenible. Usar principalmente el transporte público (en el que los poderes públicos debieran invertir más para que haya una mayor oferta y sea más barato), aumentar el uso de la bicicleta como medio de transporte, compartir coches y trayectos, apostar por un tipo de urbanización y arquitectura que den prioridad a la movilidad ciudadana en lugar de a los automóviles…
  • Potenciar la economía local, cooperativa y que asegure un reparto equitativo y justo del trabajo. Los proyectos de emprendimiento personal deben servir para reapropiarnos de los procesos de producción de nuestro trabajo y aumentar nuestra autonomía. Sin embargo, actualmente existe un modelo de emprendimiento basado en la autoexplotación y supone una excusa para que los responsables políticos deriven la responsabilidad de la precariedad laboral al ámbito individual y competitivo. Cualquier proyecto personal o colectivo de emprendimiento y autoempleabilidad debe servir para y una mayor liberación, no la autoexplotación.
  • Apostar por la banca ética y por entidades financieras socialmente responsables (como Triodos BankFiare, Coop57…)

Propuestas de posicionamiento responsable para el mundo tecnológico actual

  • Hacer un uso de la tecnología más sostenible. Apostar por software y hardware libre, alargar la vida útil de nuestros dispositivos, reciclar, consumir y comprar tecnología de comercio justo (actualmente el Coltán es un mineral usado en la mayor parte de dispositivos electrónicos, pero es muy contaminante y su explotación en países empobrecidos provoca guerrillas, conflictos armados, control de los territorios por mafias y las condiciones de trabajo son de explotación extrema), contratar empresas de telecomunicaciones sostenibles (si, existen y hay alternativas a las grandes multinacionales, en mi caso estoy con Som Connexió, una cooperativa operadora de telefonía que se rige bajo los principios de la economía del bien común)… Para las empresas fabricantes, existen materiales con propiedades similares al coltán, que se podrían usar en los diferentes productos y componentes. Por ejemplo el grafeno y el polímero de aluminio (incluso con mejores propiedades que el coltán), o los condensadores de cerámica (aunque éstos no se podrían usar en algunos dispositivos como los móviles).
  • Alargar la vida útil de la tecnología o el reciclaje de la tecnología que usamos. A menudo cambiamos de móvil sólo por adquirir un modelo más moderno. ¿Es ese un consumo responsable? Un proyecto interesante que nos ayuda a reparar nuestros propios dispositivos para alargar su vida útil son los Repair Café, lugares de libre acceso donde podemos quedar con otras personas para reparar junt@s ropa, muebles, bicicletas, juguetes… y también tecnología.
  • Adquirir productos electrónicos de comercio justo. Si, también los hay. Un ejemplo en el mundo de los móviles es Fairphone. 
  • Adquirir tecnología modular. Esto es, con componentes que se puedan reemplazar si se rompe una parte o se queda obsoleta, sin necesidad de sustituir el dispositivo completo. Aunque hace unos años parecía una tendencia de mercado a las que se sumaron incluso grandes compañías como Motorola, LG, Lenovo, Google… actualmente no ha tenido la aceptación deseada y muchos de esos proyectos se han estancado. Sin embargo, aún hay algunos proyectos en marcha como el ya mencionado Fairphone, phoneblockspuzlephone o las posibilidades que nos ofrecen las placas y proyectos de hardware libre como Arduino o Raspberry Pi.
  • Apostar por nuevos materiales que supongan alternativas a los que actualmente son una importante fuente de contaminación. A modo de ejemplo, con respecto a la excesiva dependencia del plástico que esta contaminando grandes extensiones de tierra y mar, existe un polímero para sustituir los actuales plásticos por un nuevo tipo de material plástico sostenible, libre de residuos y químicamente reciclable. También existen bioplásticos construidos con distintas biomoléculas complejas como el almidón de patata, el almidón de maíz, la lignina o la celulosa y que son biodegradables.

Y no debemos estar sol@s… el cambio debe ser colectivo. La importancia de la coordinación y el trabajo en red con otras personas, colectivos y movimientos

Seguro que hemos escuchado cosas como: la revolución será feminista o no será, si no puedo bailar no es mi revolución, la revolución será ecológica o no habrá revolución que hacer… Creo que todos estos slogans tienen razón, pero no de forma aislada ni desconectada. Al fin y al cabo, la única revolución posible será holística o no será. Es decir, aquella que se realice de forma compleja teniendo en cuenta la totalidad de las personas, procesos, situaciones, experiencias y actividades como una totalidad integrada por diversas partes en interacción pero mutuamente interdependientes.

Y aquí es donde cobra importancia como nos relacionamos y sumamos fuerzas, siempre y cuando nuestras propuestas de acción sean justas, solidarias y transformadoras. En muchos espacios de coordinación y trabajo en red me he cansado de oír como se resaltan las líneas rojas (puntos concretos a los que algunas personas o grupos no están dispuestos a ceder en relación con otras personas o grupos) para separar y atomizar nuestras luchas. Está claro que no todo vale, y que no todas las personas y colectivos tienen que ser nuestros aliados. Pero a menudo nos mostramos desde el principio con una actitud de reforzamiento de nuestra postura a partir del rechazo con otras. Para construir redes transformadoras pienso que es importante:

  • Comenzar a construir a partir de nuestras sinergias. En lugar de comenzar haciendo visible que nos separa, es más útil empezar estableciendo nuestras ideas fuerza compartidas para reafirmar nuestros puntos en común por encima de las diferencias.
  • Cuidar nuestro lenguaje, el tono y las formas. Debemos tener en cuenta que cada vez que nos expresamos lo hacemos a un grupo numeroso de gente diferente: en edad, conocimiento, ideas, sensibilidades, ideologías, formas de entender el mundo… Por tanto, antes de hablar quizás debamos repasar mentalmente nuestro discurso, asegurarnos que será entendible para cualquiera, que no sea ofensivo, usar terminología inclusiva, ser constructiv@s…
  • Partir de la humildad y la autocrítica. Esto a veces nos llevará a relativizar nuestros niveles de coherencia (no en nuestra vida diaria u otros proyectos en los que militemos, pero sí en los espacios de coordinación y trabajo en red). Cuando apostamos por un proyecto de confluencia debemos aceptar que nuestro punto de vista no será compartido al 100% por todas las personas. Hay que poner en una balanza hasta donde se cede y a cambio de que bien común superior (el mínimo común multiplicador). Este es un tema muy complejo que requiere profundizar y matizar mucho, pero a menudo he visto que nuestra coherencia al final nos lleva a la inacción por la imposibilidad de poder llevar a cabo nuestras ideas desde la individualidad. Cuando es así, el principal beneficiario de nuestra coherencia no somos nosotr@s mism@s, sino quien pretendemos combatir o a quien/es queremos resistir. En cualquier caso, participar de un proyecto compartido no tiene por qué ir en detrimento de nuestra independencia de acción y podremos seguir actuando en otros espacios complementarios con otras personas.
  • Pensar desde la lógica de la transformación que la sociedad necesita por muy utópicas que sean nuestras propuestas. No sólo apostar por las alternativas más fáciles o “realistas” (aunque a veces también, pero no debemos limitarnos a ello). Corremos el riesgo de apostar y construir fórmulas poco transformadoras, ya que el sistema tiene la capacidad de absorber aquellas iniciativas que no sean realmente rompedoras, radicales y revolucionarias.

Cambios necesarios para una verdadera democracia a nivel político-institucional

  • Configurar un sistema democrático menos representativo y más directo. A través de descentralizar la toma de decisiones creando más canales de decisión y consulta como podrían ser los Presupuestos Participativos (cuando suponen una verdadera apuesta política), algunas herramientas actuales promovidas por algunas áreas de Participación Ciudadana (cuando no son una mera apariencia), los referéndum ciudadanos para la aprobación de leyes (con carácter vinculante y no meramente consultivo), las comisiones y mesas temáticas compuestas por ciudadanía y colectivos (cuando tienen una función decisoria y no sólo consultiva)…
  • Cambiar el actual sistema electoral y acabar definitivamente con el bipartidismo, donde la necesidad de pactos y la resolución de conflictos sea visto como algo enriquecedor y obligue no sólo a mirar hacía el interés real de la ciudadanía, sino donde además también sea necesaria una mayor implicación de la misma en las decisiones políticas.
  • Crear mecanismos de control efectivos de la actividad política ilegitima: corrupción, manipulación, incumplimientos de programas electorales, financiaciones irregulares, fraudes, puertas giratorias… practicas frecuentes ya interiorizadas en el imaginario colectivo y que quedan impunes. Much@s se preguntan cómo es posible el elevado número de votos que tienen los partidos que realizan estas prácticas, pero yo me pregunto otra cosa: ¿cómo es posible que nuestro sistema les permita presentarse siquiera a unas elecciones? ¿Por qué se permite que un implicado en una trama de corrupción sea candidato a la presidencia? ¿ O que sigan siendo legales partidos con financiación irregular y con un alto porcentaje de representantes políticos imputados?
  • Crear una estructura política que de verdad garantice una verdadera separación de poderes. Para ello es necesario llevar a cabo cambios en el sistema de elección de jueces y magistrados y que garanticen su imparcialidad e independencia, una mayor participación del pueblo en este ámbito legislativo y judicial, acabar con el actual sistema de indultos que permite al ejecutivo la remisión de una pena impuesta por el judicial (a día se han concedido 227 indultos a condenados por corrupción desde 1996), un cambio en el sistema electoral que otorgue mayor pluralidad en el Congreso de los Diputados y el Senado y que obligaría a realizar pactos más próximos al interés de la ciudadanía y a la vez actuaría como mecanismo de control al haber una mayor distribución el poder (así como una diversidad mayor en los órganos judiciales y legislativos)…
  • Expropiación y socialización de las compañías energéticas y nuevo sistema energético basado en fuentes renovables de titularidad pública.
  • Gratuidad de los bienes básicos (agua, energía, movilidad…).

Como decía al principio del artículo. No es más que un listado de propuestas a modo de declaración de intenciones a raíz del reto de mi amigo Pepe Domínguez para su artículo. Para much@s resultara a todas luces una lista incompleta y sujeta a muchas matizaciones, porque así lo es. Por eso, to también reto y animo a cualquiera a completar estas aportaciones en los comentarios del post.

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