Escrito por Adrian Aguayo para asociaciones.org
Parece haber ya un consenso cuando hablamos de la Red 2.0. Podemos afirmar que supone, más que un avance tecnológico (aunque éste es imparable), una evolución por parte de los ciudadanos en el uso de esas tecnologías. Un cambio donde las personas asumen el protagonismo en los procesos de comunicación y difusión. Si aceptamos que a través de las herramientas tecnológicas podemos informar, expresarnos e interactuar en primera persona, estamos asistiendo a una democratización de los medios de comunicación.
Estas formas de comunicarnos e interactuar con otros están cambiando las formas en las que nos relacionamos. Y no sólo nuestras relaciones, también los cambios y tendencias tecnológicas influyen en nuestra percepción sobre la realidad. Teniendo en cuenta esto, las herramientas tecnológicas pueden ser a la vez una herramienta de empoderamiento ciudadano en la medida que se haga un uso crítico de las mismas.
Ahora bien, las entidades sociales hemos dedicado nuestra vida a trabajar cómo nos relacionamos las personas y a transformar nuestro entorno. La filosofía 2.0 ya formaba parte de la metodología de los colectivos preocupados por la trasformación de la realidad, antes de que se hablase siquiera del community manager. Sin embargo, actualmente estamos observando cómo la revolución en la comunicación está siendo protagonizada por empresas, administraciones, medios tradicionales… pero no siempre aprovechando el potencial de empoderamiento que nos ofrecen estas herramientas y con una clara intención comercial. En base a esto, escuchamos cosas como: marketing 2.0, administración 2.0, turismo 2.0… cuando en realidad estas herramientas son usadas para realizar estudios de mercado, detectar hábitos de consumo, crear la imagen de una marca…
¿Es posible que las asociaciones nos hayamos quedado atrás en este aspecto? … [leer artículo completo]
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