«Amigos, buena puntería, no es culpa vuestra. Soy inocente. ¡Viva la Escuela Moderna!«
El pasado 13 octubre de 2016 se cumplió el 107 aniversario del fusilamiento del pedagogo Francisco Ferrer i Guardia (1859 – condenado y ejecutado en Montjuïc el 13 de octubre de 1909). Ferrer i Guardia es uno de los grandes referentes de la Pedagogía Libertaria y racionalista. Concibe la escuela como elemento clave de cualquier revolución social, dado que tanto para llevarla a cabo como para consolidar un modelo de sociedad anarquista se requiere acompañarla de una revolución de la mente y de los corazones de la ciudadanía. Sin educar al pueblo cualquier revolución verdaderamente liberadora estaría condenada al fracaso.
Francisco Ferrer i Guardia funda la Escuela Moderna en un contexto donde la iglesia defiende sus valores tradicionales a través de la educación, pidiendo la ilegalización de las escuelas laicas: «Por mucho conocimiento que en las escuelas laicas pudiesen adquirir los niños, saldrían de ellas en la condición de monstruos, por que el monstruo en verdad es un hombre desprendido de Dios, que ni le conoce, no le ama, ni le obedece ni le sirve. De ese hombre hay que temerlo todo, aún las acciones más abominables y los más horrendos crímenes. Defienden las escuelas laicas todos aquellos que quieren sacudir el yugo del decálogo para entregarse a los arrebatos de sus pasiones» (José María de Urquinaona y Bidot, Obispo de Barcelona a principios del siglo XX).
Y sobre la escuela estatal, aún laica, comprueba como los antiguos vicios educativos de la iglesia no han sido suprimidos sino sólo sustituidos: «Dios es reemplazado por el Estado; la virtud cristiana por el deber cívico; la religión por el patriotismo; la sumisión y la obediencia al rey, al autócrata y al clero por el acatamiento al funcionario, al propietario y al patrón«.
En ese contexto, Ferrer i Guardia lleva a cabo su labor educativa de forma altruista. Para mí, sus ideas se resumen en este breve texto: «La enseñanza racionalista de la Escuela Moderna ha de abarcar el estudio de cuanto sea favorable a la libertad del individuo y a la armonía de la colectividad, mediante un régimen de paz, amor y bienestar para todos, sin distinción de clases, ni de sexos. Todo el valor de la educación se basa en el respeto físico, moral e intelectual del niño y sobretodo no olvidemos que en materia educación no hay más que un sólo derecho superior a los otros, y ante el cual todos deben ceder, el derecho del niño«.
Y para cumplir su sueño su plan es «que la escuela sea de primera enseñanza, mixta, es decir, de niños y niñas juntos, como en Cempuis, y tal como entiendo ha de ser la escuela del porvenir. Si durante el día servirá de escuela para niños, servirá de noche para los adultos…«.
La misión de la Escuela Moderna consiste en hacer que l@s niñ@s lleguen a ser personas instruidas, justas y libres. Para ello:
- Sustituirá el estudio dogmático por el razonado de las ciencias naturales.
- Excitará, desarrollará y dirigirá las aptitudes propias de cada alumn@, a fin de que con la totalidad del propio valer individual no sólo sea un miembro útil a la sociedad, sino que, como consecuencia, eleve proporcionalmente el valor de la colectividad.
- Enseñará los verdaderos deberes sociales, de conformidad con la justa máxima: No hay deberes sin derechos; no hay derechos sin deberes.
- La Escuela Moderna se abrirá las mañanas de los domingos, consagrando la clase al estudio de los sufrimientos humanos durante el curso general de la historia y al recuerdo de los hombres eminentes en las ciencias, en las artes o en las luchas por el progreso. A estas clases podrán concurrir las familias de los alumnos. También permanece abierta antes y después de las clases, funcionando como guardería.
- Se concede gran importancia e integración del juego.
- Ausencia de premios, castigos y exámenes: «Los exámenes clásicos no dan resultado alguno,y si lo producen es en el orden del mal. Estos actos, que se visten de solemnidades ridículas, parecen ser instituidos solamente para satisfacer el amor propio enfermizo de los padres, la supina vanidad y el interés egoísta de muchos maestros y para causar sendas torturas a los niños antes del examen, y después, las consiguientes enfermedades más o menos prematuras. En crudo, somos adversarios impenitentes de los indicados exámenes. En el colegio todo tiene que ser efectuado en beneficio del estudiante. Todo acto que no consiga ese fin debe ser rechazado como antitético a la naturaleza de una positiva enseñanza. De los exámenes no saca nada bueno y recibe, por el contrario, gérmenes de mucho malo el alumno. A más de las enfermedades físicas susodichas, sobre todo las del sistema nervioso y acaso de una muerte temprana, los elementos morales que inicia en la conciencia del niño ese acto inmoral calificado de examen son: la vanidad enloquecedora de los altamente premiados; la envidia roedora y la humillación, obstáculo de sanas iniciativas, en los que han claudicado; y en unos y en otros, y en todos, los albores de la mayoría de los sentimientos que forman los matices del egoísmo.«
- Promover la salud e higiene de l@s alumn@s.
- Importancia de la clase fuera de la escuela: excursiones, salidas al campo, uso de parques, jardines y plazas de la ciudad…
- Cursos de formación para el profesorado que impartirá clase bajo los preceptos de la Escuela Moderna.
- Creación de nuevos libros de texto. Para ello Ferrer i Guardia funda su propia editorial. Además de publicar libros clásicos de la literatura, cuenta con la ayuda del anarquista Anselmo Lorenzo para la traducción de muchos libros.
- La escuela contaba con una imprenta en la que se realizaba un boletín, un laboratorio, un museo natural, una biblioteca y buscaba instalaciones en las que hubiese gran iluminación.
Os dejo que este documental de recomendable visualización conocer la figura y obra de este pedagogo:
Soy inocente. Los jueces no teniendo pruebas contra mi culpabilidad buscan saber solamente si yo soy o no anarquista. Parece que esto les es suficiente para hacerme condenar.