Entrevista: Educación para la participación y organización participativa

Hace algunos días el colectivo Acción Educativa se puso en contacto conmigo para realizar una entrevista sobre organizaciones participativas y educación para la participación. Comparto aquí algunas de las preguntas por si fuera de interés…

¿Qué entiendes por participación y por metodologías participativas?

La Participación es ser protagonista, intervenir, implicarse… No es un fin, sino sobre todo un medio que suponga un proceso de aprendizaje y de empoderamiento.

La participación la llevan a cabo personas, es un acto humano que se lleva a cabo desde la conciencia, la voluntad y el compromiso individual. Pero también es algo colectivo porque se participa desde la interacción con otras personas. Es necesaria una corresponsabilidad, para que el compromiso y la implicación este repartida y protagonizada por tod@s.

Y la participación debe llevar a la acción. Se participa para conseguir algo: cambiar la realidad que no nos gusta, conseguir recursos, implicar, comunicar una causa…

Todas estas relaciones y compromisos se organizan a través de una estructura y una organización, que puede ser una plataforma, una asociación, una cooperativa, una comunidad… y es ahí donde cobra importancia las metodologías participativas como una herramienta para garantizar la participación.

Las metodologías participativas son técnicas que otorgan el protagonismo a las personas en los procesos de aprendizaje, de toma de decisiones, de organización… Una metodología participativa debe ser interactiva, creativa, flexible, fomentar la conciencia grupal, suponer un proceso educativo y otorga importancia a los procesos más que a los resultados.

La educación popular desde el maestro Freire dio la vuelta al mundo… el mayo del 68 supuso una ruptura de ciertos paradigmas. ¿A qué se debe este reciente resurgimiento de las pedagogías, metodologías participativas? ¿Hay un antes y un después del 15M? 

Las metodologías participativas no son nada nuevo, y hay innumerables referentes en diversos campos como la educación o la animación sociocultural, pero también en otros ámbitos como la arquitectura y el urbanismo.

En el caso de la educación podemos revisar figuras ligadas a los Movimientos de Renovación Pedagógica a los que pertenecéis Acción Educativa y otras entidades de vuestra red donde se otorga importancia a las pedagogías participativas. Algunos ejemplos (además del ya mencionado Freire) son Ferrer y Guardia, Jimena Menéndez Pidal, Freinet, Marta Mata, Lorenzo Milani, Ángel Llorca, Rosa Sensat, Giner de los Rios… Y en corrientes pedagógicas alternativas como la pedagogía crítica, pedagogía libertaria, pedagogías no directivas, los proyectos de ciudades educadoras…

En realidad no sé si hay un resurgimiento de las pedagogías participativas, pero si es así debiéramos aprovecharlo. Sin embargo, creo que en ocasiones surgen temas que se convierten en actualidad y que centran la atención de los medios de comunicación, la política y la opinión pública. Un ejemplo en el ámbito educativo ahora es el tema de los deberes, pero tengo la impresión que falta un análisis más complejo de todo lo que hay detrás: los fines de la educación, el papel del profesorado y su formación, la implicación de diversos agentes como la familia y el alumnado…

En el caso de las metodologías participativas puede parecer que con el surgimiento de la llamada nueva política se le concede un mayor protagonismo a la participación ciudadana porque hemos visto como se ha incorporado a los discursos políticos. Pero muchas veces no supone nada más que una evolución en el lenguaje que no supone una nueva política, sino nuevas formas de hacer vieja política.

Sin embargo no creo que esto de la participación deba ser algo exclusivo o deba partir de la política institucional. Pienso que para que haya una participación real ésta debe ser protagonizada por la ciudadanía. La participación, para que sea una herramienta pedagógica además de para la transformación, no es compatible con los plazos y mecanismos burocráticos a los que está acostumbrada la política institucional. Ahora bien, si creo posible mecanismos promovidos desde las administraciones que promuevan y ayuden a favorecer esa participación a través de herramientas y foros para la toma de decisiones descentralizadas, creación de espacios de reflexión, mecanismos de control de la ciudadanía hacía las políticas públicas y responsables políticos, dotación de recursos para proyectos y entidades que trabajan de forma continuada la educación para la participación…

Y sobre si el 15M supuso un antes y un después no tengo ninguna duda de que sí. Por varios motivos:

  1. Visibilizo de forma masiva un descontento generalizado con las formas de hacer política actual.
  2. Se pusieron en práctica modelos de organización horizontales y protagonizados por la propia ciudadanía.
  3. Genero un efecto contagiador con mucha importancia de lo emocional.
  4. Puso en primer plano históricos problemas sociales como la desigualdad de género, la precariedad laboral, la vivienda, los derechos de las personas migrantes, la educación pública o la intervención social.
  5. Favoreció la unión de personas, colectivos o ámbitos de intervención a través de las mareas que siguen existiendo: verde-educación, blanca-sanidad, naranja-intervención-social, violeta-género…
  6. Impulso a algunas organizaciones como la PAH o surgieron otras nuevas a raíz de la interacción o conocimiento de personas afines o con problemas comunes; desde nuevas asociaciones para la defensa de derechos básicos hasta proyectos de autoempleo.
  7. Y, finalmente, podemos comprobar como las formas de funcionar y los discursos han impregnado a muchos colectivos en la actualidad, transformando sus estructuras y objetivos.

Y si no hubiera sido tan importante no se seguiría hablando de ello más de 5 años después, ¿no creéis?

¿Cuáles serían los pilares básicos en los que se asentaría un modelo de gestión participativa? En un centro de Cultura de la infancia como el que se supone el Daoiz y Velarde ¿cómo serían los niveles de participación y qué actuaciones no pueden dejar de realizarse?

Hay varios aspectos que creo son importantes para un modelo de gestión participativa:

  1. Debe de haber unos objetivos compartidos. Esto tiene que ver con la motivación de las personas. Si no hay unas metas comunes podría habría un conflicto de intereses que permearía en el resto de procesos.
  2. Debe existir una organización que permita la participación. Si hay mucha motivación pero no existen los canales y estructuras para poder participar habrá problemas como luchas de poder, falta de entendimiento o frustración.
  3. Se debe cuidar el aspecto emocional. El compromiso y el protagonismo en los procesos de participación conllevan altas dosis de emotividad derivado de la relación con otras personas o la identificación con los objetivos.
  4. Trabajo en red. Hay que buscar la implicación del mayor número de agentes implicados en los objetivos del centro. Si se trata de crear un centro que suponga una referencia en el ámbito educativo, deberemos implicarnos con centros escolares, asociaciones educativas, trabajadores y educadores sociales, la administración pública, las familias, l@s niñ@s… y buscar la mayor apertura en al barrio suponiendo un recurso en el entorno.
  5. Debe existir una buena comunicación. A nivel interno para garantizar la coordinación y a nivel externo para darnos a conocer, constituirnos como referencia en el ámbito educativo y también como un criterio de transparencia.

¿Qué nos puede asegurar una gestión de este tipo?

Para que haya objetivos compartidos, éstos se deben establecer entre tod@s los miembros de la organización.

Establecer diferentes niveles de participación e implicación. La participación no es binaria. Es necesario plantearnos estrategias inclusivas que atiendan a las expectativas y necesidades de las diferentes personas.

Establecer mecanismos de formación. En nuestros procesos de educación y socialización no aprendemos a participar. Más bien ha sido al contrario, nos hemos socializado en la competitividad y el individualismo, viendo la participación y el compromiso como una carga y algo a delegar. Debemos facilitar espacios de aprendizaje para interiorizar y sistematizar esto de la participación.

Usar técnicas y dinámicas activas y participativas. Dinamizar los espacios de encuentro y las tomas de decisiones con metodologías participativas nos asegura un mayor grado de implicación y motivación.

Crear un reparto equitativo de tareas y responsabilidades. De esta forma evitaremos sobrecargas y quemes. Además me parece interesante que las responsabilidades sean compartidas entre varias personas y que sean rotativas. Monopolizar un cargo o responsabilidad siempre es un riesgo para la organización y el compartir las tareas nos asegura una continuidad y un relevo. En la incorporación de responsabilidades podemos realizar acompañamientos o formaciones complementarias.

Revisar nuestro trabajo periódicamente. La revisión es una transversal constante necesaria para reforzar lo positivo y reconducir lo mejorable. Es importante que estas revisiones se lleven a cabo entre tod@s l@s implicad@s.

Divulgar (externa e internamente) nuestros objetivos, así como las actividades llevadas a cabo. Actualmente las TICs nos ofrecen muchas herramientas para crear los canales necesarios a través de boletines, blogs, redes sociales…

Facilitar canales de comunicación para cualquier persona (también a nivel externo e interno). Deberemos tener en cuenta la accesibilidad a los mismos. Para esto deberemos realizar un Plan de Comunicación donde establecer qué objetivos queremos conseguir con esa comunicación, a quién dirigirnos, por medio de qué canales y  con qué recursos contamos.

Usar un enfoque de género. Buscando la mayor inclusividad y equidad en el lenguaje, los tiempos, las responsabilidades y los protagonismos.

Y, por último, hacer todo esto desde la sostenibilidad ecológica. Reutilizando o compartiendo recursos, llevando a cabo un consumo responsable, invertir en comercio justo o infraestructuras del edificio sostenibles, asegurar unas condiciones laborables justas o realizar actividades sensibilizadoras.

¿Existen organigramas ya en Madrid que permitan la participación de la ciudadanía? Foros locales…consejos de la infancia…Las COPIAS…  etc. (nombrad lo que queráis destacar)

Sobre todo conozco experiencias asociativas locales de educación desde el ocio y tiempo libre que trabajan la educación en valores con infancia y adolescencia desde pedagogías participativas. Este tipo de organizaciones además suelen usar una organización interna que implica a educadores/as, familias, los propios menores y otros agentes en los barrios donde están ubicados.

Existen también colectivos educativos que ven en la educación un espacio para la participación ciudadana como los Movimientos de Renovación Pedagógica a los que pertenece Acción Educativa u otras organizaciones como Escuela Abierta o la Fundación Ángel Llorca.

A nivel escolar e institucional hay centros que llevan a cabo organizaciones más participativas que implican a l@s niñ@s y familias como El colegio Palomeras Bajas en Vallecas o El Trabenco en Leganés. Además, existen proyectos complementarios de implementación en algunos centros como el trabajo de la Red Creando Futuro en Institutos.

A nivel político-institucional hay foros o herramientas que permiten la participación ciudadana como los presupuestos participativos; consejos, foros o mesas de diversos ámbitos (educación, familia, infancia, convivencia, discapacidad, inmigración…depende del municipio varían de nombre o forma); consultas ciudadanas puntuales, juntas de distrito o asambleas de barrio… son sólo algunos ejemplos.

Pero me parece que aquí aún queda mucho por avanzar. Sobre todo suponen acciones aisladas y desconectadas entre sí (en las Administraciones es común ver como cada concejalía actúa de forma aislada con el resto), dependen del color y voluntad política y suponen un porcentaje simbólico de toda la responsabilidad política local. Pienso que la ciudadanía podría tener mucho que decidir sobre concesiones administrativas y los criterios de concesión como un garante de calidad de los servicios públicos descentralizados y evitar la precarización laboral, establecer mecanismos de control de las políticas públicas, influir y decidir sobre los presupuestos generales (y no sólo una cantidad simbólica aislada como los Presupuestos Participativos), la organización urbana del territorio, o las políticas de medio ambiente o educativas.

¿Qué importancia tienen las herramientas virtuales en la gestión de los proyectos basados en la participación?

Son una herramienta más. Usar la tecnología, por muy moderna que sea, no garantiza una mayor participación. Se trata de un medio, no un fin. Pero existen herramientas digitales que nos permiten ayudarnos en los procesos de deliberación, toma de decisiones, comunicación y coordinación.

Las herramientas tecnológicas 2.0  permiten a la ciudadanía ser productores de información y no sólo receptores pasivos como los medios tradicionales. Además, nos permiten ampliar nuestra sociabilidad con nuevas posibilidades de interacción entre personas.

La importancia de las TIC en la actualidad radica en su interacción e inclusión con la sociedad, constituyendo una herramienta indispensable en las relaciones sociales y la comunicación. Un uso tradicional o bancario (parafraseando a Freire) reforzará o reproducirá los valores dominantes actuales, pero un uso crítico y responsable desde nuestras organizaciones puede ser determinante en nuestra acción e interacción con el medio y fomentar el empoderamiento ciudadano.

La participación digital no es ajena a la participación offline o presencial. Se trata de buscar como complementar ambos ámbitos para reforzar los procesos de participación en lugar de generar desajustes o exclusión.

El papel que pueden jugar estas herramientas tecnológicas virtuales puede ser múltiple:

  • Información: Difusión, comunicación… en Redes Sociales, Blogs, Webs, Boletines…
  • Opinión: Consultas online a través de Redes Sociales, Blogs, Webs o Cuestionarios online, entre otros.
  • Ampliar las relaciones. A través de comunidades virtuales y las nuevas posibilidades de interacción.
  • Realizar ciberactivismo: haciendo denuncia, sensibilizando, informando…
  • Procesos de reflexión y deliberación. Debate y diálogo en comunidades virtuales que usan aplicaciones específicas para ello o genéricas como las Redes Sociales.
  • Toma de decisiones y tecnopolítica. Se asocian a la descentralización de la toma de decisiones o para tomas de decisión masivas tanto en formas de democracia directa, como representativa.

Pero lo más determinante para el éxito de una herramienta digital es que su diseño y uso se establezca de forma colectiva. He visto como se han desarrollado muchas herramientas digitales que apenas se han usado (o se han usado mal, desde intereses personales o con intenciones manipulativas) debido a que su desarrollo se ha realizado de forma desconectada de la organización. El ámbito tecnológico es algo que hemos delegado a figuras especializadas como informáticos, ingenieros o periodistas. Pero pienso que el desarrollo de una herramienta tecnológica se puede hacer también de forma colectiva y participativa, sobre todo en el proceso de diseño. De esta forma se podrán tener en cuenta las necesidades a cubrir, el conocimiento o necesidades formativas de las personas de cara a usar este tipo de herramientas, los posibles usos, limitaciones o como se complementa con el trabajo offline.

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