La libertad de expresión ti(ti)ritando

medios-titiriterosLos últimos días estamos asistiendo a una gran cobertura mediática sobre el caso de la detención de los titiriteros de la compañía Títeres desde abajo por su representación de la obra La bruja y Don Cristobal. El hecho de mostrar un cartel que rezaba «Gora Alka-ETA”, y una programación en horario para todos los públicos cuando la obra no lo era, son los detonantes de lo que creo ha sido una detención tan precipitada como desproporcionada.

Una cobertura mediática politizada, tejiendo la cortina de humo…

Pese a la gran cobertura mediática, no he visto un verdadero análisis y rigor periodístico. Creo más bien que se trata de una campaña de desprestigio político en la que los medios están aprovechando para defender los intereses de los grupos que los controlan y su ideología dominante. Hablando con un amigo recientemente, analizábamos como tras muchos años de Carnavales en Madrid, se había dado una orientación diferente para este año. Se ha trasladando la programación principal del centro a uno de los barrios periféricos con mayor tradición obrera y un fuerte tejido asociativo, Tetuán. Otra novedad era disfrutar de las formas de celebrar el Carnaval en diferentes lugares del mundo: Brasil, República Dominicana, Senegal, Paragüay, Perú o Colombia fueron algunos de los países representados.Sin embargo, nada de eso supone una información relevante para los medios.

Afortunadamente, muchas personas a través de las Redes Sociales han mostrado un mayor nivel de profesionalidad informativa y una ética mayor. Incluso abundan las muestras de solidaridad hacía los detenidos, así como las críticas a Ahora Madrid incluso entre partidarios y personas afines.

La responsabilidad de la programación

Se ha intentado atribuir la responsabilidad de la programación a la propia compañía, argumentando que no era para todos los públicos. Sin embargo, la compañía la incluye en su catálogo para adultos y así se había programado anteriormente en una representación en Granada. En cualquier caso, la persona responsable de la programación (que actualmente ha cesado sus funciones), si fuera un gestor cultural profesional debiera asegurarse de los contenidos de las obras a programar, no sólo por lo que haya oído o leído, sino para asegurar la calidad de los productos culturales a programar bajo su responsabilidad. Una chapuza de gestión. Por supuesto, la peor parte se la han llevado los detenidos.

Un mensaje sacado de contexto

Tod@s hemos visto el cartel que reza «Gora Alka-ETA”, pero poco se ha hablado de su verdadero significado dentro de la obra, algo clave para interpretar las supuestas intenciones «terroristas». Según se señala en el escrito de la defensa: «Don Cristóbal, en el papel de policía corrupto, pretende incriminar a la bruja en un delito de terrorismo, para lo cual instala en la vivienda de la misma determinados objetos incriminatorios, entre los que se encuentra la referida pancarta alusiva a un grupo terrorista ficticio e inexistente, pero que sería reconocido como tal por el público al venir su nombre conformado por parte del nombre dos organizaciones terroristas sobradamente conocidas, como son ETA y Al-Qaeda, así como algunos otros objetos, como la ‘albóndiga-bomba’.

Si, es un chiste, una mofa en forma de crítica representando un montaje policial dentro de la obra (aunque un tipo de montaje que se esta demostrando muy real). No creo que debamos establecer límites al humor, más bien creo que hay contextos donde es más o menos acertado determinados tipos de humor, e independientemente de la dudosa legitimidad del chiste en la obra o la calidad de la misma, no entender la diferencia entre la ficción y la realidad me parece uno de los mayores ataques a la cultura y la Libertad de Expresión. Me acuerdo de esta escena de la película Novecento:

Para una mayor información sobre la temática de la obra, me ha gustado este artículo: ¿De qué va la obra por la que los titiriteros están en la cárcel?

Una justicia también politizada

Por último, aún si aceptáramos la legitimidad de la encarcelación por los motivos que dicen justificarla, no debiéramos tolerar la parcialidad de la justicia. Menos de un mes ha pasado desde que Losantos dijera «Cada vez que veo a los de Podemos, si llevo la pistola, disparo«. Sin embargo, ni los medios ni la justicia han criminalizado este acto ni la justicia ha intervenido alegando apología al terrorismo.

En grupotortuga.com podemos leer que el juez que lleva el caso, Ismael Moreno, fue inspector de policía entre 1974 y 1983. Desde la La Haine se afirma que entre los casos en los que ha trabajado una vez llegado a la Audiencia Nacional destacan el que investigaba los vuelos ilegales de la CIA con destino a Guantánamo, que decidió archivar tras seis años de instrucción, o la muerte del ciudadano español Baby Hamday Buyema durante los disturbios en el ‘campamento de la Dignidad’ de El-Aaiún, por el que el juez fue denunciado por la Liga Española Pro Derechos Humanos por la “falta de interés y celo en la investigación”. En 1983, durante su paso la policía, falseó las pruebas que llevaron a un hombre con discapacidad mental a ser condenado a doce años de cárcel por intento de homicidio, al hacer constar que el único testigo de los hechos lo había reconocido sin atisbo de dudas, cuando en todo momento del reconocimiento el testigo señaló no estar seguro. En 1988, la Audiencia Provincial de Madrid abrió una investigación contra el ahora juez Ismael Moreno por estos hechos

Me pregunto cual es la verdadera comedia y a que lado del escenario de títeres está la realidad.

Ya lo dijo serrat: «Y quizá mañana, por esa ventana que muestra el sendero nos llegue su queja mientras que se aleja el titiritero.»

 

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