Conexión y proyección de la Sociedad del Conocimiento en la Educación

Como much@s ya sabéis, me encuentro cursando el Máster de Educación y Comunicación en la Red de la UNED. En el marco de dicho máster se nos anima a publicar en nuestros blogs los ensayos elaborados para las diversas asignaturas. En este caso, comparto este ensayo correspondiente a la asignatura Principios de la sociedad del conocimiento.

Resumen

En este ensayo se establece una relación entre la Sociedad del Conocimiento actual y el papel del sector educativo formal. En primer lugar, se establecen algunas apreciaciones terminológicas sobre el concepto de Sociedad del Conocimiento, así como otros términos relacionados. También se justificará la relación de la educación formal como parte del actual contexto informacional y tecnológico. Por último, se proponen diferentes posibilidades educativas medidas por las TIC para construir una Sociedad del Conocimiento más científico, horizontal, ético y colectivo.

Palabras clave

Sociedad del conocimiento, sociedad red, sociedad de la información, educación, pedagogía crítica, cultura.

Contenido

  • Reflexiones en torno al marco conceptual y el contexto educativo actual
  • Sociedad del Conocimiento y educación, dos mecanismos de control
  • Diferentes posibilidades educativas mediadas por las TIC para una Sociedad del Conocimiento
  • Conclusiones
  • Bibliografia

Reflexiones en torno al marco conceptual y el contexto educativo actual

Habría que comenzar problematizando sobre el significado de Sociedad del Conocimiento y otra terminología relacionada para partir de un concepto común que podamos aterrizar en el contexto educativo. Sin embargo, conceptos como Sociedad del Conocimiento, Sociedad de la Información, Sociedad Red (Manuel Castells), Sociedad Informacional, Capitalismo del Conocimiento (Gorz, 2001), Sociedad Digital… presentan diversos usos y matices diferenciadores que deben ser abordados.

Karsten Krüger, Doctor en Sociología y profesor del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, en su artículo El concepto de “Sociedad del Conocimiento” publicado en la Revista bibliográfica de geografía y ciencias sociales (2006,  serie documental de Geo Crítica, Vol. XI, nº 683) realiza una interesante comparativa de los tres términos principales empleados buscando el número de referencias en Internet a través del buscador Yahoo. Me ha parecido de interés actualizar este ejercicio comparativo en la fecha actual (diciembre de 2018), en el idioma castellano y con el principal buscador más usado hoy día (Google).

Cuadro 1: Búsqueda de términos en Internet a través de Google (diciembre de 2018).

Término Nº de Resultados
“sociedad del conocimiento” 231.000.000
“sociedad red“ 488.000.000
“sociedad de la información” 538.000.000

Una de las primeras conclusiones de esta comparativa, es que a pesar de los años que han transcurrido, al igual que destacó Krüger en su análisis, el término más usado sigue siendo “Sociedad de la Información”. Podemos hablar de Sociedad de la información si resaltamos como la implantación de la informática y las telecomunicaciones han posibilitado reconfigurar aspectos principales de la sociedad actual: economía, formas de relacionarnos, política, cultura… Citando a Eduard Aibar, podemos definir a la Sociedad de la Información desde el modo de producción capitalista actual y un modo de desarrollo especifico basado en la información: Siguiendo la terminología de Bell (1976) y la caracterización de Castells (1997) la SI puede ser descrita, de forma muy esquemática, como la conjunción entre un modo de producción (una forma reestructurada de capitalismo) y un modo de desarrollo (el informacionalismo) específicos (Aibar, E. 2008). Esto es fácilmente reconocible si admitimos la facilidad actual para almacenar y acceder a datos, noticias, información personal, productos culturales, comercio electrónico y flujos de capitales…

El término Sociedad Red, propuesto por Manuel Castells, hace hincapié en las posibilidades organizativas y las relaciones sociales posibles hoy día por mediación de la tecnología. Según el autor esa tecnología es mucho más que una tecnología. Es un medio de comunicación, de interacción y de organización social (Castells, M. 2001).

Al hablar de Sociedad del Conocimiento, se debería tener en cuenta un cambio cualitativo en el procesamiento de esa información en el que no se tenga en cuenta sólo el aspecto técnico y/o económico. Siendo así, la información se convierte en un instrumento al servicio del conocimiento. Este cambio implica traducir el acceso y procesamiento de información en aprendizajes y conocimientos que pueden ser comprendidos por las personas dentro de un contexto concreto y, habitualmente, ligados al cumplimiento de algún objetivo o finalidad. Según Krüger: no está centrado en el progreso tecnológico, sino que lo considera como un factor del cambio social entre otros, como, por ejemplo, la expansión de la educación. Según este enfoque, el conocimiento será cada vez más la base de los procesos sociales en diversos ámbitos funcionales de las sociedades. Crece la importancia del conocimiento como recurso económico, lo que conlleva la necesidad de aprender a lo largo de toda la vida. Pero igualmente crece la conciencia del no-saber y la conciencia de los riesgos de la sociedad moderna. (Krüger, K. 2006).

Otros autores también hablan de Sociedad o Cultura Digital. En el Decálogo de prácticas culturales de código abierto v.1.0, promovido por Centro Internacional de Cultura Contemporánea TABAKALERA de Donostia-San Sebastián, el colectivo de autores/as que elaboran dicho documento establecen que: Lo digital está presente en nuestras vidas y redefine nuestro tiempo, más allá de las herramientas que utilicemos cada día. Entre todas la estamos construyendo aunque nunca toquemos un ordenador. Es por ello que hablar de una nueva manera de hacer las cosas, de un cambio de paradigma, está conectado con lo digital y la cultura que lleva asociada, marcándose así un nuevo eje de coordenadas (2015).

A pesar de las diferencias terminológicas, podemos ver que todos los conceptos podrían están relacionados entre sí y comparten dos elementos importantes:

  • La importancia del contexto tecnológico actual como un elemento diferenciador de nuestra época con otras anteriores.
  • La influencia de esa mediación tecnológica en nuestras relaciones sociales, la construcción de cultura y/o conocimiento, la educación de valores, la economía… y la base sobre la que se asienta la sociedad capitalista actual.

Estas dos cuestiones hacen que trabajar la tecnología desde contextos educativos sea de vital importancia. Si aceptamos que las TIC influyen (y, al mismo tiempo son influidas) por la política, la economía, las relaciones humanas, la organización social… la educación, en tanto que es formadora, socializadora y está inserta en contextos sociales concretos, debiera tener una gran parte de responsabilidad en que esa mediación tecnológica se lleve a cabo desde un paradigma ético y crítico.

A partir de reconocer las posibilidades de influencia mutua y evolución de la tecnología y la sociedad, la Educación debería trabajar para rechazar las tesis sobre el determinismo tecnológico. Desde teorías como la construcción social de la tecnología (Bijker, 1995) o la teoría del actor-red (Latour, 1992), se considera a la tecnología como el resultado de un proceso activo de construcción, más que como una propiedad intrínseca de dicho artefacto (Aibar, E. 2008). Y si en este proceso se reconoce igualmente el papel de los grupos sociales como actores relevantes en la construcción de los sistemas tecnológicos (por acción y/u omisión), el contexto educativo cobra especial importancia en la formación de grupos sociales para ejercer una mayor y mejor influencia en el desarrollo y evolución de las TIC. Ahora bien, ¿está entre los objetivos educativos actuales la formación de una ciudadanía crítica capaz de transformar su entorno?

Sociedad del Conocimiento y educación, dos mecanismos de control

Alejandro Segura Vázquez, Investigador y profesor colaborador de la UNED, nos recuerda (citando a Foucault) como las instituciones educativas, junto con las cárceles, fábricas, prisión… constituyen lugares y espacios de vigilancia y control y hace referencia a los actuales dispositivos tecnológicos como otra forma más de control: […] los dispositivos vigilantes siguen siendo una referencia ineludible de ese orden; sin embargo, más allá de las instituciones de encierro, estos dispositivos se han ido reconfigurando al entrelazarse con el desarrollo de tecnologías informáticas que procuran formas de control más sofisticadas. El castigo, la cárcel, las disciplinas y su interiorización conviven ahora con un control abierto, insidioso y continuo habilitado por la paulatina digitalización de los espacios en los que nos relacionamos (Segura Vázquez, A. 2014).

Un aspecto que me llama la atención actualmente es la distancia que hay entre la educación formal y la realidad tecnológica. A pesar de que la competencia digital es una de las competencias básicas según la normativa educativa actual, apenas se han incorporado las TIC en los contenidos y la metodología en la educación formal. Y eso, sin entrar a valorar a qué fin responden de forma general cuando sí son usadas.

Pero, a pesar de la presencia residual y/o simbólica de la tecnología en la educación formal, ambas cuestiones (tecnología y educación), suponen intentos de constituir mecanismos de control de la ciudadanía por parte de los grupos de poder político y económico.

En el ámbito educativo, debemos partir del debate clásico sobre los fines educativos durante la época de la industrialización (época en la que la educación se hace masiva y gratuita). Autores como John Dewey o Franklin Bobbit desarrollan dos paradigmas teleológicos educativos antagónicos, (aunque se dan de forma complementaria hasta nuestros días). José Domínguez Rodríguez, en su Tesis Doctoral La formación inicial de un cuerpo único de educadoras y educadores para la educación básica unitaria, holística, universal y emancipadora, hace un maravilloso resumen las principales aportaciones de los autores que desarrollan estos paradigmas teleológicos educativos. Franklin Bobbit y sus seguidores aplicaron el taylorismo a la escuela, contribuyeron a configurar los sistemas educativos como ecosistemas darwinistas al servicio del darwinismo social, económico y político, mediante el aprendizaje individualista y competitivo y la evaluación competitiva, meritocrática, selectiva y segregadora (Domínguez Rodríguez, J. 2016). Este paradigma reduce la educación a una mera formación profesional destinada a generar mano de obra para cubrir las necesidades y demandas del mercado capitalista.

Por el contrario, autores como John Dewey y sus seguidores, así como los movimientos sociales, organizaciones obreras y el Movimiento de las Escuelas Nuevas, defienden un holismo educativo o educación integral. Esta corriente conceptualiza la educación como una formación para una ciudadanía crítica y capaz de transformar la sociedad hacía una democracia cívica.

Si el modelo clásico hegemónico nunca fue justo, más aún en la actual Sociedad Informacional, que ha roto con la tradicional concepción de la institución escolar como principal depositaria de saber o proceso preparatorio para la vida. El elevado acceso a la información, los nuevos perfiles profesionales, las nuevas formas de relación, la construcción de cultura y valores… a través de los contextos y procesos mediados por las TIC no forman parte, de forma general, de la realidad educativa actual. Pero lo que creo que es realmente importante en la Educación no es tanto valorar el nivel de implementación de las TIC en las aulas, sino la falta de conexión educativa entre la tecnología y su influencia los procesos de organización de sistemas sociales.

Diferentes posibilidades educativas mediadas por las TIC para una Sociedad del Conocimiento

Los centros educativos están en una posición central para conectar de forma compleja con los principales agentes de socialización: educandos, familias y educadores/as. Además, en las escuelas se dan las condiciones ideales para ser espacios organizativos a modo de microsociedad donde poner en práctica laboratorios de experimentación democrática: suponen espacios de convivencia, se está en contacto con diversas realidades, se pasan muchas horas del día, surgen muchos problemas de diversos temas y ámbitos, hay mediación adulta supuestamente capacitada…

Son varias las posibilidades, y al mismo tiempo suponen responsabilidades educativas, que podemos y debemos trabajar desde la Educación. En un ejercicio propositivo, y en parte de creatividad, me he permitido partir del concepto Sociedad del Conocimiento para agregar una serie de coletillas al término que permita matizar diferentes aspectos a tener en cuenta para contribuir a una pedagogía alternativa encaminada a transformar la sociedad en general:

  • Trabajar la competencia digital para constituir una Sociedad del Conocimiento Científica. El hecho de tener un mayor acceso a más información, no es garantía de que dicha información se transforme en conocimiento. Es más, todo ese volumen de información al que estamos expuestos podría dificultar el procesamiento y análisis crítico de la información de calidad, diferenciar lo falso de lo verdadero, interiorizar y sistematizar esa información… La responsabilidad educativa en este ámbito podría tener que ver con facilitar procesos de aprendizaje para saber analizar críticamente esa información, entrenar en habilidades para la investigación, poner en práctica  la curación de contenidos… Pero además de esto, estas competencias digitales también deberían entrenar en habilidades para una mejor gestión de la privacidad, saber prevenir situaciones de riesgo como el ciberacoso o las tecnoadicciones, conocimientos de ciberseguridad, sensibilizar sobre la huella digital, escapar del filtro burbuja[1]
  • La construcción de contenidos para una Sociedad del Conocimiento Colectivo. En una lógica Freinetiana, a través del aprendizaje y manejo de herramientas y plataformas de creación y publicación de contenidos, el alumnado podría elaborar contenidos de calidad y compartir su conocimiento protagonizando el proceso. De esta forma, la educación podría generar un contexto idóneo en el que desarrollar de forma activa el perfil de ciudadano prosumidor al que hacen referencia algunos teóricos como Marshall McLuhan o Don Tapscott.
  • Educación en una Sociedad del Conocimiento Feminista. La cultura heteropatriarcal en nuestra sociedad es algo que se refuerza  a través de diversas instituciones sociales como la familia, el trabajo, la iglesia… y también la educación. El ámbito educativo supone un importante contexto de socialización en el que se refuerzan o cuestionan los valores dominantes en la sociedad en general. En este sentido, a menudo se dan prácticas y situaciones que refuerzan los estereotipos o roles de género tradicionales. Los profesores e investigadores de la UNED Carmen Cantillo Valero y Alejandro González Gómez hablan de la infancia y la adolescencia como uno de los grupos con mayor riesgo de domesticación sexista y sitúa a la educación en un papel central: …considerando que la invisibilidad de las mujeres, y en consecuencia, la ausencia de explicaciones sobre las desigualdades de género en la educación: formal, no-formal e informal, dificulta el reconocimiento de la construcción social de las desigualdades, lo que contribuye a naturalizarlas (Cantillo Valero, C. y González Gómez, A. 2018. p 166).Una educación feminista en el ámbito educativo requiere llevar a cabo acciones en diversos ámbitos como revisar nuestro lenguaje, los contenidos curriculares, los materiales como los libros de texto, las relaciones que se establecen en el contexto educativo… Pero además, en el ámbito de las TIC, la responsabilidad educativa también tendría que ver con el análisis de la información, las relaciones online y los valores asociados a través de memes, imágenes, vídeos, textos, comentarios…
  • Situar a las personas en el centro para una Sociedad del Conocimiento basada en los Afectos. Como nos dicen Antonio Negri y Michael Hardt, el amor contribuye al incremento de nuestro poder para actuar y pensar (Negri y Hardt, 2009). Sin embargo, la educación afectiva y emocional, a pesar de regir una parte importante de nuestras vidas y las relaciones humanas, es un tema invisibilizado de forma general en la educación. Pienso que desde la educación se dan también condiciones propicias para educar en lo que algunas personas han bautizado como cuidadanía. En el ya mencionado Decálogo de prácticas culturales de código abierto v.1.0, promovido por Centro Internacional de Cultura Contemporánea TABAKALERA de Donostia-San Sebastián, definen este término como una forma de reivindicar ser sujetos en una sociedad que ponga la sostenibilidad de la vida en el centro. Una sociedad que se organice en torno a las necesidades de las personas. Una sociedad que ponga el cuidado de todas las vidas posibles, sin excluir ninguna, en el centro. Una sociedad que reconozca que los derechos de unas no pueden hacerse en base a la negación de derechos de otros (2015). La educación en una ética del cuidado requiere establecer unas condiciones de habitabilidad basadas en la sostenibilidad y las necesidades de las personas, adaptando el contexto a estas necesidades en lugar de que sean las personas quienes se adapten a otros contextos o sistemas como la economía o el capitalismo.
  • El uso de metodologías participativas para una Sociedad del Conocimiento desde la Participación. Para llevar a cabo una verdadera participación se tienen que dar tres condiciones básicas: querer participar (motivación), saber participar (formación) y movernos en sistema que facilite canales y medios para participar (organización). En estos tres ejes la educación podría tener una clara influencia: la educación en valores influye en nuestra motivación para querer participar, la formación en habilidades participativas nos capacita para saber participar y, por último, las aulas podrían suponer contextos organizativos y sistemas a modo de laboratorios de participación y democracia. Al mismo tiempo, reconocemos el actual papel de la TIC para crear nuevos canales y herramientas para favorecer espacios de participación (coordinación, toma de decisiones, traspaso de información…). El uso o desarrollo de este tipo de herramientas TIC también podría estar incluido en la competencia digital educativa.
  • Redefinir las relaciones y roles entre profesorado y alumnado para una Sociedad del Conocimiento Horizontal. A través de metodologías participativas y dinámicas de grupo donde el rol del educador consista en dinamizar y acompañar procesos de aprendizaje otorgando el protagonismo al alumnado. Esto se posiciona en contra del actual concepto hegemónico en el que se conceptualiza al alumnado como un contenedor vacío que el profesorado debe llenar de conocimientos. Un concepto de educación que Paulo Freire denominó bancaria (Freire, 1979). Posteriormente, Mario Kaplún, haciendo referencia a Freire, conceptualizó como comunicación bancaria (Kaplún, 1998) el tipo de comunicación que sigue la misma lógica en los procesos comunicativos. En este cambio metodológico las TIC pueden jugar un papel importante por las posibilidades nuevas posibilidades educativas que nos ofrecen y que serían objeto de otro extenso ensayo. Sin embargo, si habría que matizar que este uso de las TIC al servicio de la innovación debe ser coherente con los objetivos propuestos. A menudo, podemos ver como en muchos centros educativos se llevan a cabo propuestas aparentemente innovadoras para reforzar con una nueva apariencia viejas pedagogías.
  • Las TIC como objeto de estudio para una Sociedad del Conocimiento Ética. No se trata sólo de aprender a usar las TIC y normalizar su buen uso, sino también y además, reflexionar sobre los procesos de producción y explotación de la tecnología para una educación en valores que tenga en cuenta el medio ambiente, la explotación laboral, los estereotipos de la publicidad…
  • Crear un contexto de convivencia proactivo para una Sociedad del Conocimiento Relacional. Las TIC, al mismo tiempo que nos conectan, también crean importantes contextos de individualidad. Según Javier Callejo: Podría decirse que nos acercamos hacia los medios de comunicación individualistas. Para ser recibidos sus contenidos individualmente, como ocurre con la comunicación que se recibe a través del ordenador conectado a Internet, frente a la recepción colectiva y grupal de los anteriores medios. Para ser utilizados individualmente. La mayor parte de las comunicaciones que fluyen por la red son registros narcisistas: expresiones para ser apenas vistas sólo por su autor, pérdidas en los millones de mensajes. Ahora bien, dentro de la vecindad global generada por los medios masivos, toca ahora moverse individualmente (Callejo Gallego, J. 2008). En este sentido, quizás se podría entender la falta de sentimiento de comunidad mencionada por este autor al hablar de falta de raíces compartidas, como un elemento común que ayude a establecer lazos afectivos, de convivencia y solidaridad. Los centros educativos, en tanto que suponen contextos de socialización y marcos de convivencia, podrían suponer un espacio idóneo para educar en una convivencia basada en la solidaridad, el respeto y la tolerancia… a través de desarrollar mejores habilidades sociales, la empatía y la comprensión de un mundo complejo y heterogéneo.

Conclusiones

Al hablar de Sociedad del Conocimiento hacemos referencia a un concepto que resume las transformaciones sociales que se están produciendo en la sociedad moderna y sirve para el análisis de estas transformaciones. Nos se centra sólo en lo tecnológico, sino sobre todo en los factores de cambio social en los que el conocimiento es la base de procesos sociales en ámbitos como la economía, las relaciones humanas, la educación, la política, la cultura o la construcción de valores.

Los contextos de educación formal podrían suponer un marco idóneo para la construcción de una Sociedad del Conocimiento más crítica y justa. En estos procesos educativos las TIC podrían jugar un papel clave debido a su actual importancia en la construcción de nuestra personalidad y la configuración de la sociedad en general.

Las principales responsabilidades educativas podrían tener que ver con desarrollar competencias digitales para saber procesar y analizar de forma crítica la información, prevenir riesgos asociados a malas prácticas medidas por las TIC (ciberacoso o tecnoadicciones), la creación de contenido propio científico y de calidad, redefinir roles más horizontales entre alumnado y profesorado, convertir las TIC en objeto de estudio y no sólo normalizar su uso y mejorar la convivencia y las relaciones humanas a través de crear lazos de solidaridad.

Bibliografia

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Callejo Gallego, J. 2008: El esquema espaciotemporal en la sociedad digital. Madrid: UNED.

Cantillo Valero, C. y González Gómez, A. (2018): Memes e internet: 8 décadas de sexismo asumido y aprendido. En Aparici, R., Escaño, C. y García Marín, (coords), La otra educación. Pedagogías críticas para el siglo XXI (pp 165-176). Madrid: Universidad Nacional a Distancia.

Castells, M. (2009): Comunicación y poder. Madrid: Alianza Editorial.

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Freire, P (2012): Pedagogía del oprimido. Madrid: Siglo XXI.

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Krüger, K (2006): El concepto de “Sociedad del Conocimiento”. Revista bibliográfica de geografía y ciencias sociales: serie documental de Geo Crítica, Vol. XI, nº 683.

Segura Vázquez, A. (2014): Digitalizar y controlar: un collage de tecnologías vigilantes. En boletín ECOS nº 29. Diciembre 2014-febrero2015. FUHEM.

(2014): El pastor, el doctor y el Big Data. Revista Teknokultura, (2014), Vol. 11 Núm. 2: 243-257.


[1] Según Wikipedia, el filtro burbuja es el resultado de una búsqueda personalizada en donde el algoritmo de una página web selecciona, a través de predicciones, la información que al usuario le gustaría ver basado en información acerca de él mismo (en base a su localización, historial de búsquedas, elementos a los que les dio click en el pasado, etcétera) y, como resultado, los usuarios son alejados de la información que no coincide con sus puntos de vista, aislándolos efectivamente en burbujas ideológicas y culturales propias del usuario.

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